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Ultimate Spinach - Ultimate Spinach (1968)


 Antes de continuar con la introducción, debo darles noticias tristes, pues el 7 de Junio de este año murió la gran Conny Devanney, la vocalista de los enormes Ill Wind y yo no pude enterarme hasta hace unos días, y la verdad es que es una de las cantantes que más he admirado en toda mi vida por su bellísimo y potente mezzosoprano lírico que adornó a las preciosas canciones de Ill Wind, por lo que por parte de su servidor, Guajolote Gonzales y de sus lectores, ofrecemos nuestro más sentido (y tardío) pésame a los miembros sobrevivientes de tan magistral agrupación y a su familia.


Descanse en paz Constance Ann Devanney (antes Cowley), 4 de Abril de 1944-7 de Junio del 2024.


La introducción para la entrada del día de hoy era para explicar como escribir y hacer algo exitoso cuesta mucho trabajo, y con "exitoso", me refiero a que salga bien, a que tenga la coherencia y el sentido necesarios para que el texto funcione y de como esto me ha dejado en un congelamiento creativo importante que me ha impedido actualizar el blog, no obstante, preferí hablar de algo mucho más importante y es el rol que debe tomar el crítico ante las obras musicales o de cine, de teatro, de artes plásticas, etc. Y sobre como la corrección política y su lógica demagógica, criptofascista y anti-intelectualista ha intentado eliminar a la crítica musical para darle paso a publicistas gratuitos que no se atreven a hablar mal de nada, ni de nadie, porque eso es sinónimo de meterse en problemas, de "ofender" al público, de "meterse" con los gustos de los demás, y sí, señores, eso se llama POPTIMISMO.


¿Por qué digo que hay que reinterpretar y re-pensar el concepto de "lo nuevo"? Primero porque como diría Ian-Bruce Douglas, el líder y fundador de Ultimate Spinach, la música en la actualidad es una mierda, pues se ha perdido la creatividad y el pensamiento independiente, es decir, la música popular se ha tecnocratizado tanto que ha perdido su intelectualidad, o como dirían Freud y Lacan, el inconsciente, pues no es coincidencia que la producción musical de la actualidad cada vez se parezca más a la de la pornografía, especialmente a las infames "tomas del dinero", donde el actor o los actores masculinos empiezan a masturbarse encima de la actriz hasta eyacular en su cara o en su boca, y esto, según los directores de estas películas, es para demostrar que el hombre no solo tiene el control sobre las mujeres, sino que además de todo, se muestra que de verdad está "excitado", aunque yo no estoy de acuerdo, y si bien hay parte de verdad en las acusaciones de algunas directoras pornográficas feministas, psicólogas y demás de que este acto de humillación puede estar simbolizando un ritual de violación y hasta de misoginia, este no debería ser el punto de la crítica, porque en parte es caer en el hipermoralismo pequeñoburgués de la corrección política y más bien hay que señalar que se trata de una perversión en el sentido más psicoanalítico de la palabra, pues es una prueba de como la pornografía es el género cinematográfico con más prohibiciones, restricciones y control, y la infame "toma del dinero" no es más que una fórmula que impide no solo a los directores usar su creatividad, sino que también al espectador se le prohibe el acceso a su imaginación, porque si todo está a la vista de todos, entonces no hay nada que dejar a la imaginación y probablemente el punto de partida más importante para la creatividad es precisamente, la imaginación, por lo que la pornografía es asquerosamente anti-intelectualista, no hay un verdadero arriesgue en ello, y la industria musical precisamente apuesta por lo mismo, pues si bien es cierto que ya lo hacía desde antes, como bien lo criticó Theodor Adorno, es por eso que los 60's (el periodo que empezó en 1963 y terminó en 1973) fue el mejor para la música popular, pues ahí fue la rebelión contra los malditos tecnócratas de la industria musical y ese fue el motivo por el que ese periodo nos dio cosas como la psicodelia, el progresivo, el hard rock, el blues rock, el glam rock, etc. No obstante, hemos vuelto a la época donde los tecnócratas tienen el control creativo absoluto de la música, por lo que se desprecia el aspecto creativo y artístico en favor de las fórmulas de mercadotecnia, es decir, lo que deja ganancias, y precisamente eso es lo que idiotiza a las masas, por más que existan estudios psicológicos que buscan "desmentir" este tipo de aseveraciones para justificar desde la mediocridad del "sentido común" -los prejuicios ideológicos socialmente aceptados- la inmensa producción de chatarra musical, alegando que si existen personajes como Raymix, que es un científico de la NASA, pero que es capaz de hacer electrocumbias nacas, entonces todo juicio o crítica que tengamos sobre la música, debe ser considerado no más que una mera opinión o peor aún, un prejuicio de una persona "intolerante", "cerrada", "racista" y demás, que no se atreve a aceptar la "multiplicidad" -es decir, el "todo vale"-, por lo que sí, voy a blasfemar en contra del intocable dogma cientificista y voy a decir que la música de mierda efectivamente estupidiza y no en el sentido en el que todos creen, sino en que efectivamente pudre al intelecto, nos conduce a una estulticia en la que ya no puede haber una acción que nos pueda llevar a la creatividad, es decir, lo "estimulante" de una música estulta como la electrocumbia, el reggaeton, el trap, el trival guarachero, la banda sinaloense, el norteño, la balada romántica naca y demás, NO estimula nuestra parte creativa, sino que estimula a un hedonismo estúpido, es decir, tiene un efecto similar al del opio, en el que siempre está esa maldita compulsión de querer más, por lo que sí, es goce puro y duro, y por lo tanto, es también un "opio del pueblo", pues funciona como un obstáculo para la creatividad, para que tomemos lo viejo y lo reinterpretemos para que solo así pueda surgir algo "nuevo" en el sentido tradicionalmente aceptado, y esta es la razón por la que "lo nuevo" ya no debería ser aquello que está recién hecho, sino aquello que puede cambiarnos la percepción sobre la música, lo que suena fresco, inventivo, creativo, interesante (y no, no me vengan a decir que eso es algo "subjetivo"), ingenioso, artístico y que rebosa en calidad, por lo que para el desmayo de críticos como Freddie DeBoer y Simon Reynolds, que siguen teniéndole fe al obsoleto dogma del progreso, es precisamente aquí donde entra la música que se suele comentar en este blog, es decir, música que puede tener entre 40 y 59 años de haber sido grabada, pero que permanece ignorada por las masas, porque las masas prefieren estar estupidizadas con tonadas oligofrénicas, facilistas y pegajosas, que no requieran de un involucramiento genuino con la obra, sino que sirvan como un entretenimiento inmediato, es decir, que nos pongan a "cantar" sus rimas infrainteligentes o a mover el culo de manera masturbatoria con ritmos frenasténicos, por lo que sí, es mucho más "novedosa" la música de grupos como Farm, los Beatles, Jimi Hendrix, Syd Barrett, Love, Ill Wind, Fifty Foot Hose, Can o Music Emporium que la asquerosa "música" de Taylor Swift, BTS, Bad Bunny, Rosalía, Natanael Cano o Peso Pluma.


Ahora, algo que habría que tocar es si la propuesta de Kelefa Sanneh de que nos merecemos "nuevos" prejuicios musicales es del todo correcta o no, y también hay que hablar de la narrativa victimista que propone que lejos de ser verdad, es más bien un acercamiento a ese viejo anti-semitismo nazi, algo así como cuando el despreciable Benjamín Netanyahu se atrevió a afirmar que fueron los palestinos los que les dieron la idea a los "pobrecitos" e "inocentones" nazis de exterminar a los judíos metiéndolos a cámaras de gas y quemando sus cadáveres, y que esto fue la consecuencia de que incluso existan rabinos israelíes que abiertamente defienden a Hitler, los nazis y al exterminio étnico de los judíos en la Alemania nazi, y es que el poptimismo, a pesar de que su propuesta de reconocer que el pop también puede llegar a ser arte puede sonar razonable y sensata, tal propuesta está lejos de lo que en la práctica significa el poptimismo, pues es precisamente en su anti-intelectualismo donde lejos de rebelarse de los viejos prejuicios musicales, no solo los siguen reproduciendo, sino que los ha juntado en una sola narrativa consistente pero infantilista y perversa, es decir, el poptimismo es análogo al tecnopopulismo en su reconciliación entre el populismo de derecha con sus prejuicios racistas, sexistas, xenófobos y chauvinistas con el hípermoralismo pequeñoburgués de la izquierda miserable y el totalitarismo ascéptico de los tecnócratas funcionando de manera demagógica con el fin de excluir la dimensión propiamente política de la sociedad: el antagonismo y el poptimismo hizo exactamente lo mismo al terminar excluyendo a la crítica misma, pues como correctamente señala el crítico español Héctor García Barnés en este y este artículo, con esa exclusión de la crítica, el espacio antes asignado a la crítica musical quedó desplazado por el "periodismo musical", que más bien funciona como una especie de publicismo por su total ausencia de crítica, es decir, no se atreve a emitir nada que se atreva a hablar mal del trabajo de un "artista" de pop, trap, reggaeton, música agropecuaria, etc. Todas son alabanzas al estilo de las viejas porristas de los equipos de futbol americano o de beisbol, y es que en este rechazo también queda patente que aquí también juega un papel esencial la lógica del "pensamiento positivo", es decir, lo que en términos más léperos llamamos "mierda de autoayuda", pues esa obsesión con evitar o excluir los sentimientos y los pensamientos "negativos" definitivamente también parte de esta misma lógica tecnocrática de despolitizar, es decir, de eliminar al antagonismo, y teniendo en cuenta que el "pensamiento positivo" es el encuentro entre la ética protestante y la ética budista, no nos debería sorprender que haga eco también de los viejos panteísmos, ya sea de los orientales o de los americanos, pues a pesar de que los panteísmos supuestamente se suscriban a una lógica monista ("todos somos uno"), siempre tiene la necesidad de algún tipo de maniqueísmo extremo, como son los casos del avaita vedanta y del budismo con "maya" o la ilusión, o el chamanismo sincrético de los mazatecos con el mal, esta es la misma lógica tanto del tecnopopulismo como del poptimismo, pues su lógica apunta a que la sociedad es una totalidad orgánica y "plena", es decir, que "naturalmente" no existen los antagonismos hasta que llega un intruso perturbador a destruir esa "armonía", esta también es la lógica del anti-intelectualismo que ve en el "elitista" o en el "intelectual", a un intruso malintencionado que busca destruir la "armonía" de nuestras vidas, no es por nada que por ejemplo, el rock psicodélico sea tan despreciado por la sociedad y hasta por algunos viejos críticos "rockistas", que sea vilipendiado como "música de drogadictos" o que haya gente que se atreva a decir la barrabasada de que ellos no pueden escuchar esa música al menos que estén bajo los efectos de alguna droga, y es que esto vuelve a tener analogía con el desprecio anti-intelectualista propio del "sentido común" hacia Hegel, Lacan y Heidegger como filósofos con una escritura "oscura" e "ininteligible", y que uno de los reclamos hacia la psicodelia ya sea por parte del "rockero" promedio y especialmente del "melómano" sea precisamente que carece de "accesibilidad" responde a esa misma lógica anti-intelectualista, pues lo que nos exige el rock psicodélico es hacer un esfuerzo intelectual por involucrarnos con la música para poder percibir su belleza, algo así como el reto que nos exigen las lecturas de Hegel, Lacan y Heidegger para poderlos no solo comprender o entender, sino para poderlos pensar, y esta es la razón por la que el poptimismo es peligroso, por su maniqueísmo extremo propio de su estructura totalitaria.


Ahora, ¿Por qué el capitalismo permite que exista el anti-intelectualismo? Esta es la pregunta que deberíamos hacernos cuando criticamos al poptimismo, y es que en esta época donde el capitalismo está más tecnocratizado que nunca y que además de todo, responde a la lógica neofeudalista de las corporaciones, es menester que la gente no se atreva a pensar porque solo así podría articularse una lucha política genuina, por lo que la lógica que describió Isaac Asimov en 1980 de "mi ignorancia es igual de válida que tu conocimiento" es inherente al funcionamiento mismo del capitalismo puro, y traducido al ámbito musical, este es un error frecuente hasta entre algunos críticos del poptimismo como es el caso del bloggero marxista Freddie DeBoer, con quien en muchos puntos estoy de acuerdo, pero definitivamente no en su insistencia en que la música es "subjetiva", precisamente porque en la lógica de este "argumento" se cae en el anti-intelectualismo, pues lo que termina pasado es que la crítica y la discusión musicales se terminan banalizando, es decir, al afirmar este subjetivismo, se cae en la lógica tecnopopulista de eliminar al antagonismo, es decir, a la crítica, pues con esto se cae en el argumento estúpido de "mi reggaeton es igual de bueno y valioso que tu música clásica", esta es la razón por la que el crítico debe defender a la calidad musical como algo inherente a la música y que las jerarquías de esta existen para darle sentido a la discusión, es decir, el verdadero compromiso del crítico debe ser la defensa del sentido, tal y como lo propone el compositor clásico holandés Eduard DeBoer (no confundir con el bloggero gringo Freddie), de otra manera, es reproducir la lógica del poptimismo.

Hace unos meses se me ocurrió trollear a un grupo completo de Facebook para sacar sus estúpidos prejuicios contra los Beatles, porque sí, hasta en el mundo "rockero" existen prejuicios estúpidos que no son más que producto de mediocres razonamientos propios del sentido común y por lo tanto, anti-intelectualistas, y la gran mayoría de los que comentaron, se enojaron tanto, que hasta algunos hicieron memes con mis fotos, y eso no tardó en llegar a mi familia, quienes me estuvieron reclamando que era "ofensivo" lo que estaba haciendo y que por eso me iban a dar una tunda en la vida real, que respetara los gustos de los demás, cosa a la que yo me niego rotundamente, pues precisamente ese "respeto" es una farsa y una hipocresía absoluta en el que no hay una convicción genuina, sino puro totalitarismo y además, lo que demuestra la gente que es capaz de golpear a un troll solo porque la "ofende" es que es demasiado débil, intolerante e impotente como para aceptar que existen los demás y que siempre habrá un antagonismo inherente a la sociedad en la que vivimos, por lo que no, "respetar" los gustos de los demás es solo una muestra más de lo tecnocratizada que está la sociedad y que precisamente el poptimismo es la retórica totalitaria que nos justifica como pobres víctimas reducidas a la nuda vida que estamos expuestas a una multitud de acosos potenciales por parte de algún intruso perturbador, es decir, estamos ante la lógica del nazismo aplicada a la cultura, por lo que sí, es necesaria la "ofensa", es necesario el antagonismo, es necesario introducir la dialéctica hegeliana-marxiana-lacaniana a la discusión cultural, solo así podemos deshacernos de este rígido hipermoralismo pequeñoburgués de ofenderse por la divergencia real (el antagonismo) y genuinamente politizar a la discusión musical sin tener que caer en lógicas hitlerianas, es decir, de lo que se trata es de politizar a la cultura, no de culturizar a la política como lo hace el poptimismo.


Nota: Este post será el primero de una serie de 3, ya que se trata de un boxset de los 3 discos de estudio de esta entrañable banda bostoniana contemporánea de otros grupos cocfx,  mo Ill Wind, Listening, The Freeborne, The Fort Mudge Memorial Dump, Orpheus, Quill, Chamaeleon Church, etc. Y la razón por la que decidí publicar los discos por separado es porque ahorita no tengo el tiempo para escucharlos de tirón y escribir las reseñas para tenerlos en un solo post, por lo que he optado por hacerlo por separado para hacerlo con paciencia, no obstante, incluí los escaneos del libro que viene con el boxset, el cual tiene fotos de la banda y toda su historia.


 Los orígenes de Ultimate Spinach datan de 1967, cuando el multi-instrumentista y vocalista Ian-Bruce Douglas junto con la cantante Barbara Hudson, el guitarrista rítmico Geoff Winthrop, el baterista Keith Lahtenein y el bajista Richard Nese forman a The Undeground Cinema, los cuales fueron representados por la empresa Amphion Management y junto con Ill Wind, la J. Geils Band y Streetchoir, se convirtieron en una de las bandas de la casa de la cafetería Unicorn, y en ese año llegaron a grabar unos tres demos en el estudio Petrucci & Atwell, los cuales fueron incluidos en la recopilación de Arf! Arf! Arf! New England Teen Scene: Unreleased! 1965-1968.


Conforme avanzó 1967, el grupo firmó contrato con Alan Lorber, el mismo que creó la fallida estrategia de mercadotecnica del "Bosstown Sound", con el fin de competir con la escena de San Francisco y poco después Ian-Bruce Douglas le cambió el nombre al grupo por Ultimate Spinach, nombre que vino de un viaje de LSD en donde el se oyó diciéndose a sí mismo "¡Soy la espinaca suprema! ¡Soy la espinaca suprema!" y en Septiembre de ese año, el grupo terminó firmando un contrato de grabación con MGM Records -quienes también tenían en sus filas a Eric Burdon y los Animals- y así grabaron su primer disco, de título homónimo, el cual salió hasta Enero de 1968, y así Ultimate Spinach hicieron una pequeña gira por todo Estados Unidos que de hecho incluyó un concierto en el Fillmore West de San Francisco con Big Brother and The Holding Company, no obstante, Ian-Bruce Douglas quedó insatisfecho con la administración y producción de Alan Lorber, a quien le apodó "el parásito" por su actitud dictatorial y por no dejarlo participar de manera completamente mañosa en en el proceso de mezcla del disco, además de que hizo el fiasco mercadotécnico del "Bosstown Sound", que no solo terminó afectando la reputación de Ultimate Spinach, sino también de otros grupos bostonianos como Ill Wind, The Freeborne, Listening, Orpheus, The Bagatelle, Quill, Bead Game, entre otros, pues especialmente los críticos musicales fueron duros con estas bandas, tachándolas como meras "imitaciones" de los grupos sanfranciscanos, a pesar de que las bandas bostonianas tenían su propio sello, y es aquí donde Alan Lorber dejó en claro que lo suyo era mucho más utilitario y aburguesado, pues la verdad es que no demostró mucho interés en el arte, sino que lo que vio fue una modita pasajera con la que podía lucrar y eso impidió que los grupos bostonianos gozaran de la popularidad necesaria, no obstante, los trabajos de estas bandas se convirtieron en clásicos de culto y con el paso del tiempo se les ha reconocido como bandas muy creativas, originales y de calidad, a pesar de la mala fama que les creó Lorber que aún sobrevive con algunos críticos como Richie Unterberger.


Ultimate Spinach es literalmente toda una experiencia lisérgica, y esta es la razón por la que la música de este enorme grupo de alguna manera sigue relativamente en la oscuridad, porque sí, no niego que entre nosotros, la fanaticada de la música psicodélica, esté considerado como un clásico indiscutible, pero con el público rockero general, los melómanos, los críticos, los musicólogos y los historiadores, es una historia muy distinta, y es que como he venido señalando anteriormente, existe un anti-intelectualismo muy arraigado no solo entre las masas, sino que los primeros en difundirlo son precisamente los expertos, y es que los expertos con su ciega confianza en el sentido común, lo único que terminan haciendo es seguir respaldando prejuicios ideológicos socialmente aceptados, y es aquí donde la desafortunada y estúpida frase de youtubers como La Cata Musical, Alvinsch, Shauntrack, Jaime Altozano y demás, de "escucha la música sin prejuicios", no solo es insuficiente, sino que también parte de un prejuicio específico que es el de desacreditar a toda crítica, evaluación y demás, como si se tratasen de meros prejuicios y no de algo esencialmente verdadero y que dota de sentido y coherencia al trabajo intelectual que requiere escuchar, analizar, evaluar y criticar a la música, y es que práctica y técnicamente NO existe tal cosa como escuchar la música con prejuicios, porque precisamente estos nos impiden involucrarnos genuinamente con la música y por lo tanto, con ellos, no escuchamos la música, solo nos creamos concepciones erróneas sobre ella, y cabría mencionar aquí que a diferencia de la típica definición de lo que es el prejuicio, yo afirmaré que el prejuicio no se basa únicamente en rumores o en algo indirecto, sino que nuestra experiencia directa juega un papel crucial en su orígen, precisamente porque los prejuicios no los experimentamos como si fuesen opiniones o juicios preconcebidos, sino que los experimentamos como si fuesen verdades naturales, evidentes empíricamente hablando y por lo tanto, como verdades irrefutables, por lo que no es una mera cuestión de "mi amigo me platicó" por sí sola, sino que nuestra propia experiencia ayuda a crearlos, casi siempre por un vulgar razonamiento de sentido común (lectura recomendada), y esto es precisamente lo que sucede con el rechazo a este tipo de música o incluso con eso de que "los Beatles están sobrevalorados", únicamente porque dentro de esta lógica tan obstusa y elemental, si los Beatles son universalmente considerados como un grupo importantísimo en los contextos social, cultural y musical por la enorme influencia que siguen teniendo, no es por otra cosa que por un caso de "sobrevaloración", es decir, este razonamiento parte de un individualismo precario, superficial e infantilista que solo afirma la diferencia por la diferencia, no por un ejercicio intelectual serio y profundo, y también está el argumento de que la música psicodélica solo puede escucharse bajo los efectos de las sustancias alucinógenas, y sí, como ustedes pueden notarlo, el anti-intelectualismo juega un papel importantísimo en esto, pues precisamente todas las conclusiones que surgen a partir ya sea de la falta de entendimiento o de algún razonamiento precario propio del sentido común, tienen en común la desconfianza hacia el intelecto y aquí les contaré una anécdota que recuerdo con chiste de hace unos 11 años, cuando hice una publicación en el Facebook donde afirmaba que la gente que despreciaba a los Beatles solo eran unos "esnobs" estúpidos -que sí, acepto que tal etiqueta fue algo ingenuo de mi parte- y alguien que tenía agregado de amigo empezó a comentar amargamente al respecto y terminó cayendo en un miserable y desafortunado comentario populista en el que afirmaba que como los Beatles eran europeos, pues evidentemente "estudiaron" y que por lo tanto, su música no era "del pueblo" como sí lo era la música preferida de esta personita, y es aquí donde sale a relucir el anti-intelectualismo, no tanto en mi ingenuidad de haber tildado a los anti-Beatles de "esnobs", sino precisamente en el descrédito de esta gente hacia los Beatles solo por supuestamente haber estudiado y por ser europeos, esto es precisamente lo que hace el anti-intelectualismo, desacreditar a cualquier gente por haber tenido alguna formación intelectual o académica al llamarlos "elitistas", como si el trabajo intelectual se tratase de alguna especie de "privilegio" frente a la estupidez masiva, y es por eso que el anti-intelectualismo también es deshonesto, porque privilegia a la imbecilidad, la vulgaridad, la mediocridad y a la ignorancia como si se tratasen de virtudes, y ve en el rechazo a estas, un prejuicio, cuando de hecho es la intelectualidad y el trabajo de esta lo que nos ayuda a detectar los prejuicios de la sociedad, y es ahí donde deberíamos recordar a Sócrates cuando fue envenenado por la democracia ateniense por supuestamente "corromper" a la juventud con su filosofía, y precisamente, música como la de Ultimate Spinach es la que más genera conflicto con la gente en estos tiempos porque la música psicodélica es algo así como la filosofía de Hegel o la teoría psicoanalítica de Jacques Lacan, y es aquí donde me permitiré parafrasear al catedrático colombiano John D. Hernández Rey, pues para genuinamente escucharla y entenderla se necesita una decisión, trabajo y coraje para enfrentarse y hasta luchar con el reto de escuchar e involucrarse con la música en cuestión, solo así puede surgir el entendimiento y hasta el gusto mismo por ella, y eso fue lo que me pasó durante mi adolescencia con muchos grandes discos del género que no pude entender, que me sonaban como auténticas ofensas al oído y al intelecto, no obstante, esa lucha con esos discos en la que yo los percibía como mierda fue el paso necesario para encontrarles el gusto, porque esa lucha significó que existía un interés genuino por mi parte por entenderlos, por encontrarles el gusto y esta es la razón por la que no solo rechazo completamente la hipótesis subjetivista de que la calidad musical solo depende de las opiniones subjetivas, sino que también la del gusto como algo subjetivista, así como también la hipótesis pluralista del gusto, precisamente porque con esas hipótesis se asume que el gusto es una facultad natural y que por lo tanto, es algo "espontáneo", cuando en realidad requiere de educación, trabajo y esfuerzo, para solo así elevarse a la categoría de "gusto".


La música de Ultimate Spinach se podría definir como una versión menos extraterrestre de Fifty Foot Hose y The United States of America o una versión mucho más refinada de Country Joe & The Fish, no obstante, algo que nos debería quedar en claro es que Ultimate Spinach no eran una imitación barata de estos grupos, ni nada por el estilo, a pesar de la insistencia de críticos como Richie Unterberger, pues a pesar de las similitudes estilísticas, Ultimate Spinach seguían sonando únicos en su propuesta, porque finalmente como buenos bostonianos, existe cierta herencia sintáctica británica en su música por el simple hecho de que el área de Nueva Inglaterra sigue teniendo una importante influencia británica y eso quedó impregnado en la música de grupos como Ultimate Spinach, Ill Wind, Listening, Orpheus, The Freeborne, Ford Theatre, Front Page Review, Quill, entre otros, no obstante, habría que aclarar que su música no suena británica, sigue sonando tan gringa como la de los grupos californianos, texanos y demás, lo que sucede aquí es que con los grupos bostonianos así como también con los canadienses y algunos del medio oeste que surgieron en los 60's, existió un enfoque más melódico y ordenado a la hora de componer y de tocar la música en contraparte con sus contemporáneos sanfranciscanos que tendían más a los largos jams, los angelinos que apostaban por un estilo más influenciado por el sunshine pop y el folk rock de los Byrds, los de Detroit que apostaban por un sonido más agresivo y pesado y los texanos que apostaban por un sonido más garagero, pero también más influenciado por otras sustancias como la mezcalina, y es por eso que dentro de la sintaxis musical gringa o norteamericana, existen lo que yo llamo sub-sintaxis o estilos, que no solo incluye a las que nacieron en Estados Unidos y Canadá, sino que también incluye a la mexicana, por el hecho de que al estar México tan cerca de Estados Unidos, este recibió toda la influencia de este país, pero las influencias también varían un poco al insertar tanto elementos autóctonos como elementos de música de protesta latinoamericana, y Ultimate Spinach definitivamente entra en lo que bauticé como el estilo "bostoniano-canadiense", pero volviendo a la música, el grupo logró crear un efectivo coctel psicodélico de influencias que incluye folk, música barroca, música clásica de la India, jazz, ragtime, avant-garde, blues y rock, y también una instrumentación curiosamente variada que incluye además de los típicos instrumentos de rock, instrumentos como clavecín, osciladores, cítara -o sitar para los mamertos- y spoken word, cosas que también me hacen recordar al enorme Phil Pearlman y a su The Beat of The Earth, aunque en un contexto mucho menos sinfónico y ruidista, aunque eso sí, igual de viajado.


El disco comienza con Ego Trip, que es probablemente una de las canciones del disco que más comparten similitudes con sus contemporáneos californianos, particularmente con Jefferson Airplane por su composición, aunque también hay elementos que no sonarían tan fuera de lugar en los discos de The United States of America o Fifty Foot Hose, igualmente el órgano no deja de recordar a Country Joe & The Fish así como la voz de tenor lírico de Ian-Bruce Douglas que suena más a Country Joe McDonald, Paul Kantner o Jorma Kaukonen que a Marty Balin, igualmente debo decir que la breve introducción de spoken word realmente no me recuerda tanto a los Doors, sino más bien a Ill Wind (L.A.P.D). Temazo.


Sacrifice of The Moon (In Four Parts) es otro de esos instrumentales psicodélicos que siguen al legado de Mike Bloomfield en sus tiempos con la banda de Paul Butterfield, cuando sacaron su obra maestra East-West de 1966, no obstante, este tema no es realmente una copia, sino que va más allá al incluir elementos de música medieval, pop barroco y hasta bossa nova, lo que los pondría al mismo nivel que otros grupos de la época que sí fueron reconocidos por ser bandas con muchísimo talento como H.P. Lovecraft o Fever Tree. Y es con este tema que puedo ver el verdadero origen tanto de Shit City de la Revolución de Emiliano Zapata como de mucho del estilo de los Spiders. Obra maestra.


Plastic Raincoats/Hung-Up Minds es un ragtime en ácido que de nuevo me trae a la mente a Country Joe & The Fish, más que nada por el humor que maneja la banda, y algo curioso es que sí incluye un piano honkytonk de verdad o al menos eso parece. Espléndido.


Y aquí viene otra obra maestra, (Ballad of The) Hip Death Goddess, que de nuevo, vuelve a empezar con un fragmento de spoken word que vuelve a hacer eco de Ill Wind, y la composición en general parece como una versión gótica de los canadienses Reign Ghost en donde Barbara Jean Hudson suena como una Lynda Squires menos operática y más oscura, por su hipnótica monotonía influenciada por la música clásica de la India y todos los efectos que tiene la canción, que muchos me suenan a que fueron hechos con un theremín, así como también se escucha una cítara eléctrica Danelectro y unos solos de guitarra que me recuerdan muchísimo a Mad River (Wind Chimes) o a Fifty Foot Hose (Fantasy). No dudaría si algún músico de rock gótico de los 80's me dijera que esta canción fue una influencia importante.


Your Head Is Reeling es una canción muy, pero muy psicodélica, que de nuevo, incluye otra introducción de spoken word, pero esta vez con el elemento ruidista de The Beat of The Earth, que incluye feedback y una cítara genuina, mientras que el resto de la canción es todo un viaje en LSD en el que de nuevo, encuentro ecos de sus contemporáneos Ill Wind, por lo que efectivamente ya se nota la formación de esta subsintaxis bostoniana-canadiense, porque a pesar de que hay elementos que pueden recordarnos a las bandas californianas, definitivamente se nota una identidad distinta. Obra Maestra.


Tal vez el tema que suena más "estándar" de todo el disco sea Dove In Hawk's Clothing, pues se trata de uno de esos típicos temas gringos de rock ácido bluseado con mucha guitarra y órgano, sin embargo, es uno de los temas que más disfruto del disco, porque honestamente me gustan mucho este tipo de composiciones en donde se encuentran otros grandes temas de la psicodelia gringa como Not So Sweet, Martha Lorraine y Love de Country Joe & The Fish, Think de Linn County (cover de James Brown, curiosamente), Back Door Man (original del gran Howlin' Wolf) de Quicksilver Messenger Service, (You've Got Your) Head On Right del Devil's Kitchen, entre otras. Temazo.


Y llega otro instrumental con Baroque #1, que aunque no sea un tema estrictamente "barroco", porque esencialmente sigue siendo un tema instrumental de corte psicodélico medio jazzeado, pero al menos sí tiene algo de ello en su inclusión del clavecín y en el gariboleo que hace Ian-Bruce Douglas en su Farfisa, igualmente su melodía vocal definitivamente suena a Country Joe & The Fish y su canción The Masked Marauder, por lo que podría decirse que más que un plagio, es como una especie de homenaje. Obra maestra.


Funny Freak Parade es otro ragtime en ácido, aunque algo countrificado, porque de nuevo, tiene ese elemento que me recuerda mucho a sus contemporáneos Ill Wind y sus canciones de country, aunque con ese humor que caracteriza a Ultimate Spinach. Espléndido.


Para cerrar con broche de oro tenemos a Pamela, uno de los temas más psicodélicos del disco que incluye elementos barrocos, theremines, osciladores, cintas en reversa y sí, también una cítara tocando música clásica de la India, así como las bellas armonías de Ian-Bruce Douglas y Barbara Jean Hudson, una combinación muy extraña y única para la época, pero que curiosamente funciona muy bien. Obra maestra.


Antes de cerrar esta reseña, debo decir que a pesar de que aún prefiero su segundo disco Behold and See que además incluye su obra maestra Mind Flowers, con este debut el grupo demostró estar a la altura de cualquier grande de la psicodelia de la época, pero de nuevo, es lamentable que la estúpida campaña publicitaria de Alan Lorber, en su afán de querer competir con la escena de San Francisco, terminara mermando a toda una escena con tanto potencial creativo, porque eso sí, hay que aceptar que aunque Alan Lorber fuese un tirano y total estúpido a la hora de trabajar, definitivamente tuvo un muy buen gusto y un buen ojo para cazar talentos, y eso fue lo decisivo a la hora de llevar a grabar a grupos como Ultimate Spinach, The Beacon Street Union, Orpheus y demás, así como también hizo que las disqueras comenzaran a interesarse por los demás grupos bostonianos como Ill Wind, Listening, Quill, The Fort Mudge Memorial Dump, entre otros.



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